domingo, 30 de noviembre de 2014

La amenaza de la contaminación atmosférica ¿Por qué se debe actuar?

La epidemiología ha jugado un papel crucial al identificar la amenaza que la contaminación atmosférica representa para la salud. Los estudios epidemiológicos proporcionan información clave para establecer los estándares de calidad del aire que se deben conseguir para proteger la salud de la población. En Europa, la OMS [Organización Mundial de la Salud] estima que las elevadas concentraciones de partículas en suspensión se asocian con alrededor de 300.000 defunciones prematuras anuales. Ese aumento en la mortalidad hace que, en promedio, la esperanza de vida de cada europeo disminuya en al menos un año.
La evidencia científica permite concluir que un aumento de los niveles de PM [Material particulado atmosférico] conduce a excesos de riesgo de mortalidad, en especial por causa cardiorrespiratoria, de hospitalizaciones por enfermedad respiratoria y cardíaca, de agravamiento del asma, de síntomas respiratorios persistentes, de alteración de la función pulmonar y de discapacidad. Incluso si todavía no se conocen todos los mecanismos biológicos de acción de las partículas, los resultados de estudios epidemiológicos las señalan como un importante factor de riesgo para la salud, tanto a corto como a largo plazo. Los niños, los ancianos y las personas que sufren enfermedades respiratorias o cardiovasculares crónicas son los más sensibles a los efectos de la contaminación atmosférica.
El impacto sanitario y el elevado coste económico que supone la presencia de contaminantes en el aire justifican que se tomen medidas sólidas para la reducción de la contaminación atmosférica. Los estudios de intervención son útiles para cuantificar los beneficios en salud que ocasionan las regulaciones sobre calidad del aire y las medidas de control de emisiones.
A corto plazo, el descenso de los niveles de contaminantes en el aire supone mejoras en la salud de la población asmática. A largo plazo, el impacto positivo en la salud es todavía mayor, dado que se reduce la tendencia de la media anual de las muertes por todas las causas y por causas específicas. Además, aumenta la esperanza de vida.
La información disponible sobre los efectos que causa la contaminación atmosférica en la salud es suficientemente importante para actuar y disminuir los niveles de contaminantes en nuestras ciudades. Las intervenciones que comportan una mejora de la calidad del aire se acompañan de beneficios sustanciales y apreciables en términos de salud pública. Se ha comprobado que la adecuada gestión de la calidad del aire mejora la salud de la población, ya que la reducción de los niveles de concentración de contaminantes se ha asociado con el descenso de la morbilidad y mortalidad por todas las causas y, en particular, por causa respiratoria y cardiovascular.
La contaminación atmosférica es un motivo serio de preocupación sanitaria, pero existen posibilidades reales de acción si se cuenta con firme voluntad política y conciencia ciudadana.
Las medidas encaminadas a conseguir un ambiente más limpio y saludable son imprescindibles para tener un futuro realmente sostenible.


Fuente: Querol, Xavier; Viana, Mar; Moreno, Teresa; y Alastuey, Andrés (eds.) (2012): Bases científico-técnicas para un Plan Nacional de Mejora de la Calidad del Aire . Colección informes del CSIC, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Madrid, págs. 299-300.